- Lagrimas no, lagrimas no… - le exijo a mi cuerpo mientras me llevo otra cucharada de helado a mi boca temblorosa por la angustia.
… siguiendo con mi lista, los chupines ya no me entran o me quedan apretados, definitivamente tengo que internarme en el gimnasio… pero es que cada vez que voy veo cuerpos esculturales y me acuerdo de él! Otro bocado de helado. Ya no puedo prestar atención en clase pues, sea lo que sea que halla en la habitación, todo, TODO, me lo recuerda… otro bocado. La tele resuena de fondo, directamente ni me fijo en lo que están pasando, en realidad, me cuesta verla con claridad, desde hace 4 días vivo con los ojos hinchados y rojos, me pican y arden mientras una y otra vez vuelven a inundarse en lagrimas tibias. Ojeras… un par de ojeras purpuras enmarcan mis ojos, ya de por sí rosáceos colorados. Pensar que hasta hace poco podía morir si me encontraba ojeras… ahora no me importa, Paloma cree que soy una estúpida… pero es que… dejarme así?! Solo Timothei Pavlic! Lola dice que él no vale la pena, que no vale la pena todas estas lágrimas ni todo este dolor… yo también lo creo así, pero mi corazón se empeña en quebrarse con dureza a cada instante, claro que el mundo no me ayuda…. Siempre me pone en frente cosas que me lo recuerdan, como el helado que estoy comiendo… comiendo helado en pleno invierno… eso me recuerda la creciente gripe que me aqueja… estornudos, tos, dolor de cabeza…. Lo común, lo extraño es que todo esto a pasado en solo 4 días; evidentemente la falta de Tim me trae problemas de salud…
Tomo mi pañuelo, que más parece una sabana por lo enorme y me resueno la nariz estruendosamente. Pruebo utilizar las fosas nasales otra vez y dejar de respirar por la boca. El aire pasa. Me alegro por mi minúsculo logro y me muevo del sillón donde estoy acurrucada envuelta en una frazada. Del sillón, paso a la silla de la mesa del comedor, de la silla, a la cocina y de la cocina, al sillón de vuelta acompañada por la salsa de frutillas para ponerle al helado… soy una gorda con gripe. Comienzo a devorar el helado otra vez hasta que el estomago me duele…. Y otra vez la misma peregrinación a la cocina, pero ahora, salgo allí sin el helado y me dirijo escaleras arriba a dormir un rato, me parece que la cabeza me va a explotar! De seguro tengo fiebre… bueno, descansar me hará bien.
Los escalones parecen nunca terminar bajo mis pies, mi vista hinchada y mi cuerpo enfermo no me ayudan, creando extrañas ilusiones ópticas que me parecen hermosas y ponzoñosas hasta el ardor. Me deslizo dentro de la cama tapada con todas las frazadas que encuentro, siento el cuerpo muy frío, demasiado frío… ligeros temblores me recorren persistentes.
- Déjenme dormir! – les exijo con voz inaudible a los estúpidos temblores.
- Pascha… - siento su voz en mi cabeza otra vez… los delirios afiebrados me están matando, son la mejor tortura que conozco. Solo porque me da satisfacción, me entrego a su voz acariciadora, ese delirio.
- Tim… - susurro con los ojos cerrados dejándome llevar en un intento de revivir uno de esos momentos que jamás podré olvidar.
- Pascha? Pascha estás bien…? – su voz me suena tan cercana que hasta me da la impresión de sentir su aliento sobre mis labios. Evidentemente, la fiebre esta vez tuvo un buen efecto. – mi amor… estás volando en fiebre! – siento su preocupada exclamación mientras me debato entre abrir o no abrir los ojos, me debato entre si el delirio es tan bueno que también me permita verlo… - abre los ojos mi vida! Por favor! – exclama su voz.
Lentamente despego los ojos, me pesan horrores. Ahí está, con su pelo negro sedoso y esos ojos borra del vino que me matan, lo veo tan claramente que me dan ganas de tocarlo… aunque sinceramente eso sea un abuso, no puedo abusar tanto de mi deliro con suerte. Pero el cuerpo me puede y con esfuerzo muevo mis dedos en dirección a su rostro. Él se adelanta y mis dedos toman contacto con su piel tibia y esto produce un erizamiento general en los bellos de mis brazos… aún siendo una visión producida por la fiebre, un simple espejismo, se siente tan real…
- Por qué tuviste que irte…? – pregunto a mi espejismo sin esperar respuesta mientras mi vos se difumina en el silencio a medida que las palabras se pronuncian.
- Lo siento… creí que sería lo mejor – sus labios se mueven pausados y con claridad a mi vista que ya no me parece borrosa, más bien, hasta detalla con perfección cada detalle de su rostro cercano al mío. – me equivoqué, creí que si te mantenía alejada de mi te ayudaría… pero es que no, no puedo vivir sin ti, por… por… por favor déjame volver!
Tanto ansío que me pida a volver que mi imaginación de inventa una visión para satisfacer mis deseos! Frente a esto las lagrimas comienzan a brotar de frustración, a este extremo he llegado?! Todo por él! Es que… solo con verlo, solo con eso le alcanzó para meterse dentro de mi corazón y aferrarse con fuerza, él hecho raíces y por más que se fue, las raíces quedan y duelen. Aprietan. Presionan. Pulverizan. No me dejan respirar.
En la habitación solo se escucha mis insonoros llantos y la respiración angustiosa de mi hermoso espejismo… yo tenía tantos sueños, tantos planes… solo él podía ser tan complicado y frío, pero también era dulce y suave… su extraña melancolía por un pasado lejano y eso distante de su actitud hacia el mundo me hacían quererlo como a nadie… dolía, si. Me hacía feliz, si. Dolor y felicidad eran unas extrañas sensaciones que Tim me hacía sentir a la misma vez, algo exótico y atrayente, que genera satisfacción extrema y luego culpa y pena, pero sientes que todo vale por ser tan feliz una vez más.
Cierro los ojos, ya ha sido suficiente de este tonto espejismo. Los aprieto con fuerza mientras el dolor y la fiebre me nublan por completo, solo escucho sus ultimas palabras antes de ¿dormirme? :
- …Te juro por dios que arreglaré esto, lo juro…
Despierto suavemente y me estiro con pereza, todo parece haber sido un tórdido sueño delirante, nada más. Muevo el cuello un poco contracturado hacia los lados mientras escucho como crujen las articulaciones. El dolor de cabeza, el resfrío, la raspocidad en la garganta e incluso la congestión en mis vías respiratorias parece ser cosa del pasado. Me levanto comprobando lo fuerte y sano que luce mi cuerpo, incluso me siento mejor que antes. Unas suaves voces se escuchan en el piso de abajo, debe ser Papá… bueno, iré a confirmarle que estoy mejor.
Me pongo mis pantuflas y salgo de la habitación, una brisa fría y cargada me golpea con fuerza. Me adentre en el pasillo y me dirigí en silencio a la escalera, las voces… si, son 2, una femenina inconfundible: lola, y la otra es masculina, pero no puedo reconocerla, me suena conocida simplemente… parecen estar metidos en una discusión acalorada. Noto claramente el tono molesto de mi amiga, cosa en verdad peligrosa. En silencio bajo las escaleras, recordando con exactitud los escalones que rechinan y los que no. A medida que bajo en silencio veo las figuras, la de mi amiga, con sus ojos bien abiertos y con un arma muy peligrosa en las manos: zapato de taco aguja (en otras palabras, cualquier artefacto en manos de mi amiga enojada es un arma punzo-cortante). De espaldas a mi, una figura alta, un poco encorvada pero de espalda ancha y bien formada, pequeños temblores recorren ese cuerpazo monumental. Solo me toma un milisegundo comprender quien era… Timothei Pavlic.
Levanto mi ceja automáticamente, acción burlona y sarcástica. Continuo bajando y a medida que más me acerco, las lagrimas más quieren brotar e inundarlo todo, pero no, resisto las ganas de forma olímpica, soy fuerte, eso creo, tengo que poder aguantar. Mis pies pisan con toda seguridad un escalón, que bien sé que rechina, es apropósito, me quiero anunciar claramente. Las 2 figuras se giran con rapidez, Timothei a la defensiva y Lola bajando el zapato de repente, como si nunca hubiera tenido la intención de clavárselo a mi ex en el rostro.
- Hola amiga! – me saluda ella – se hizo lo que se pudo… - declara encogiéndose de hombros y mirando a Timothei.
Por primera vez me fijo en él. Se me cierra la garganta. Su aspecto es catastrófico! Ja, me recuerda a mi aspecto de antes: ojeras amoratadas tiñen la parte baja de sus ojos, su piel demacrada como reseca parece chupada en su cara… contengo las lagrimas mientras compongo una postura sobradora y vuelvo a mirarlo: un resfrío latente lo aqueja y sus mejillas coloradas denotan una fiebre demasiado alta como para que esté levantado, sus ojos hinchados me observan con suma pena mientras sus labios forman un irresistible puchero que me derrite por dentro.
- Enfermo? – pregunto con tono sarcástico mientras bajaba los pocos escalones que me quedan y me sitúo a un lado de mi amiga – me gustaría saber que haces exactamente en mi casa… - digo secamente.
Silencio de su parte.
- Y me gustaría saberlo AHORA… - remarco la ultima palabra con una fingida sonrisa
Lola permanece en silencio y tim se limita a mirarme con una cara impasible, pero no me equivoco cuando veo asco en sus ojos. Respiro hondo haciendo fuerza por contener las lagrimas, me estoy volviendo una mentirosa de primera!
- Lo repito: es mi casa… qué haces en ella mirándome con asco, Timothei Pavlic? – su nombre suena un tanto melancólico en mis cuerdas vocales.
- Quiero… hablar contigo. – mira a Lola con precaución – a solas, por favor.
- Y qué te hace creer que voy a acceder a eso? – le cuestiono mirando a Lola y luego a él, si debe decir algo, que lo diga delante de ella también, total, luego se enterara.
- Tu lo dijiste antes, debemos terminar la conversación del otro día… lo he pensado bien y…
- mira a Lola una vez más y calla, lo conozco, no va a soltar nada hasta que ella se vaya.
- Lola, podrías irte por favor? – le hablo lo más pausado y alegre que puedo, yo estoy enojada con Timothei, no con ella.
Me mira desconfiada y se pone los zapatos, claro, se los había sacado para golpear a Tim… pasa por mi lado y me mira con precaución.
- Estaré al pendiente… - lo mira e él con odio – y si siento algo anormal, ya te lo dije, ni jacko te salvará de eso.
Sale por la puerta, hasta que ya no sentimos sus pasos, ninguno dice nada, el silencio se estanca de forma desagradable entre nosotros. Allí, parados como 2 entes sin vida quedamos él y yo, en espera de las palabras del otro.
- Aún estas dispuesta a hablar? – pregunta adelantándose un paso, cortando distancias.
La añoranza que siento por la contención de sus brazos es demasiada, por lo que, no puedo dar un paso atrás, por más que me esta decepcionando a mi misma por mi tonta debilidad, no puedo. El simple recuerdo de la caricia de sus dedos contra mi piel es un deseo irresistible, algo tan indispensable como una coca-cola en el medio del Sahara. Esos labios tan hermosos y esa espalda ancha me llaman a gritos. Lo miro observando con detalle cada línea de su cuerpo.
Eso a sido demasiado, no soy tonta, sé que me dejó, se que no estamos juntos y sé que sea lo que sea lo que va a decirme, no va a gustarme nada.
- Di lo que tengas que decir, pero no aseguro que vaya a escucharte – declaro girándome para ocultar la tristeza de mis facciones. Para simularlo camino por el salón hasta el sillón, donde me siento y miro el suelo, esperando una respuesta de su parte.
- Me equivoque, perdóname, por favor – pide quieto en su lugar – tardé… tardé todos estos días en notarlo, no podía entender que me es imposible vivir si no te tengo a mi lado… paschaline… de mañana, de tarde, de noche, siempre espero que me llegue un mensaje a mi celular y nada! Entonces caigo más en la cuenta de que te dejé y no puedo creer que halla sido tan estúpido!
Sus palabras chocan contra mi, produciéndome temblores ligeramente periódicos él aún me quiere! Debo aceptar que las neuronas no le dan, pero me deja más tranquila… ¿qué debo responderle? Yo tampoco puedo vivir sin él, pero no se si perdonarlo o no. Debo elegir mis palabras con mucho cuidado.
- Te amo Pass, dime lo que quieras, sea lo que sea está bien! Porque… porque soy un estúpido! Te dejé porque si y te pido perdón porque te amo.
Con mi vista clavada en el piso escucho sus pasos inseguros acercarse y la sombra de su mano acercarse a mi rostro, por inercia me alejo, rehuyendo de su tacto cálido. Las lagrimas de indecisión, comienzan a correr sin freno por mis mejillas, no puedo pararlas por más que me refriegue los ojos. Indecisión. Nunca en mi vida me había sentido así. No sé si ignorar a mi personalidad que no da segundas oportunidades y abrazarlo, contenerlo ente mis brazos mientras esto dure. Por otro lado, también está la posibilidad de ignorar por completo mi dependencia de su respiración calma y enigmática y darle importancia a mi obstinación, esa que me dice que no lo perdone… ¿por qué es tan difícil decidir?
- Cómo logras producir ese efecto en mi? – pregunto sintiendo como las palabras salen de mi boca desde lo mas profundo. – no entiendo porque necesito que estés tu para sentir todo eso… indecisión, dolor, felicidad, miedo, inseguridad, seguridad… y podría seguir la lista.
- Yo… yo te hago mal… lo ves ahora? – musita, su voz se siente demasiado cerca de mi como para soportarla ¿a caso se sentó en el mismo sillón que yo? No me atrevo a mirar para comprobarlo.
- No me haces mal timothei… - musito dándome cuenta que incluso en esta situación, su presencia me evita el llanto, por más dolor que me produzca, mi cuerpo solo llora por la falta de cercanía del suyo. – yo jamas había sufrido así, nunca había querido así, ahora me doy cuenta que era como un cuerpo sin sentimientos fuertes, solo una cascara de sentimientos leves… nada que me hiciera saltar de emoción, nada que me sacara de mi calma encasillada y tu… tu me abriste la puerta, eres mi motor, mi felicidad y mi dolor, Timothei Pavlic.
Silencio, uno en verdad insoportable.
- Osea que… Osea que… tu quieres que yo te haga sufrir? – su voz suena consternada por la sorpresa – quieres decir que por más que te lastime tu eres feliz conmigo? Porque lo que yo te hago sentir no te lo hace vivir nadie más?
Su mano roza la mía y por pura inercia la atrapo con los dedos, de tal forma que no puede soltarse, el tacto suave y cálido del dorso de su mano me abruma por unos segundos. Cuando razono lo que sucede suelto mis dedos y los sitúo sobre mis piernas, donde uno mis dos manos apretadas para no moverlas, aún no me atrevo a mirarlo, es demasiado para el momento.
- Puedes tocarme otra vez? – me pide él acercando su mano a mi brazo – ya no soporto estar tan cerca sin sentirte… - no me muevo, pues yo tampoco lo soporto, pero no se si debo hacerlo o no. – mírame… mírame, por favor.
Una de sus manos me obliga a verlo a la cara, no me resisto, pero no le pongo verdaderas ganas al asunto. Sus ojos se centran en los míos implacables y yo me suelto a que vea lo que quiera ver en ellos, solo quiero seguir sintiendo su tacto en mi mentón.
- Es verdad… - musita para si mismo viéndome sin creerlo – es verdad! - La felicidad se extiende por la tonalidad negro-violeta de sus ojos oscuros, pero como tiene acostumbrado, es de sonrisa imposible, ni pizca de una curvatura hacia arriba.
- Qué es verdad? – musito viéndolo con una limitada ausencia a la realidad.
- En verdad no te hago mal, no… no…
Si, es estúpido. Recién lo nota…
- Esa es noticia vieja. – digo con más claridad de la que me esperaba de mi.
La distancia entre nosotros se acorta por su culpa. Mis labios se abren deseosos de probar los suyos una vez más mientras su cabeza se inclina hacia un costado para hacer las cosas más fáciles. Solo faltan unos odiosos centímetros para estar unidos por nuestros labios otra vez, mis manos se enrredan en sus cabellos lacios y negros a la vez que sus manos descienden por mi espalda hasta refugiarse en mi cintura. Son solo unos milímetros más cuando Lola traspasa por la puerta.
- Demasiado silencio para una discusión! – grita estruendosamente irrumpiendo en la habitación sin importarle nada – NO NO! PASCUALINA SUELTA A ESE DESGRACIADO!
Sus brazos me tironean hacia atrás, despegándome del ser que más amo en esta tierra, mis brazos se estiran en dirección a él con desesperación, por su parte sus manos se aferran a mis brazos y se tira hacia a delante acortando nuestra distancia.
- Paloma!!! SUELTAME! – chillo con mi aguda voz en largos alaridos.
- NO! – niega ella sacudiéndome con fuerza hasta hacerme caer al piso, arrastrando a Tim conmigo.
Pronto otra figura inesperada se suma a la escena: Jacko, quien aparece por la puerta de entrada como si los ángeles lo hubieran llamado para ayudarnos. Aunque no sirve de nada, se queda tarado viendo a Lolz por un rato. Con suerte me libero de las garras de Paloma y me escabullo arrastrándome por el piso hasta Tim, quien me abraza tan fuerte que no puedo respirar. Cierro los ojos con fuerza mientras me escondo en el pecho de mi ex.
- PASCUALINA! – grita ella con desesperación.
- Jacko! Estúpido has algo! – exclama Timothei arrastrándose conmigo a cuestas por el piso en dirección a la pared más cercana.
Mis ojos cerrados se aprietan más, es que, no puedo soportar la idea de que me separen de él otra vez.
- SUELTAME!!! - escucho el alarido de Paloma y abro los ojos para ver que pasa.
Jacko la sostiene apresada entre sus brazos intentando no lastimarla de ninguna forma, lo que le cuesta bastante, pero parece lograrlo. Tim me aprieta con fuerza contra su cuerpo calentito, rodeando mi vientre con sus brazos, ya que nuestra posición es como si me abrasara por la espalda.
- PALOMA BASTA, POR FAVOR! – le pido intentando parecer dominante – amo a Tim y no me importa lo feo que sea, quiero estar con él!
Tim me pellizca la panza con cariño y sin fuerza. Me parece que le ha gustado lo que dije. Sus labios besan mi quijada dulcemente mientras me susurra:
- Yo también te amo…
Paloma procesa la información y me mira dejando de patear a Jacko y golpearlo para zafarse.
- Jamás creí que pudieras caer tan bajo… - dicho esto, toma a Jacko por el brazo y lo arrastra hacia fuera, dejándonos a Tim y a mi solos en el suelo.
Nos quedamos en silencio en el lugar, sin saber que decir. Yo estoy demasiado conmocionada por la situación, amo a Paloma más que a nada, es mi hermanita! Nunca nos peleamos. Las ganas de soltar lagrimas vuelven con frenesí, pero ahora esta Tim para secármelas. Tim, reparo en lo excesivamente caliente que está… está volando en fiebre! Y su respiración ronca es de problemas respiratorios, esta demasiado engripado!!!
Me suelto de su protección y lo protejo yo envolviéndolo.
- Tim, estás volando en fiebre! – me sale una especie de gemido agudo.
- No tiene importancia – niega con las mejillas coloradas de puro ardor y los ojos medio idos.
- Claro que si la tiene! – me apoyo en las rodillas y me levanto del suelo mientras lo tironeo del brazo.
Se levanta para no infringirme mucho esfuerzo. Se tambalea un poco, de seguro es la fiebre.
- Te quedas a dormir, así no te vas a ningún lado… - afirmo arrastrándolo por la escalera – te buscaré ropa de papá, y duermes en mi cama…
- No creo que a tu padre le guste que durmamos juntos Pascha. – objeta él.
- No! Jaja… solo decía que durmieras en mi cama y yo con papá! Si fuera juntos no saldrías vivo! – me río un poco y ya faltan unos metros para llegar a mi cuarto.
Pasamos y le desprendo su campera abrigada, él se deja viendo con tono afiebrado mi implacable determinación.
- Te traeré algo más comodo – declaro saliendo de la habitación.
- Lo siento tanto, todo… - me mira con sus mejillas excesivamente coloradas – te amo mucho… esto quiere decir que podemos volver verdad? – pregunta con un tono esperanzado.
- Si, Tim… estamos volviendo.
Estamos volviendo…
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por fin!!!!! jaja! hoy me senti con animos y pase toda la tarde escribiendo!jajaja
en este momento a punto de escribir Cap para noche eterna... gracias por el apollo... aca tienen, cap de 6 paginas de word... uffff... besos xoxo wolfie!!!!